En el año 2008, cuando se comenzó a trabajar en la Norma ISO 50001, el concepto de gestión de la energía no era una novedad, sino que se había convertido en un hecho.
Y es que tomó forma y peso la comprensión de que los recursos de que disponemos son limitados y es necesaria una correcta utilización de los mismos que garanticen que sigan existiendo para las generaciones futuras.
Además, se tomo conciencia del frágil equilibrio que estaba siendo afectado hasta un punto crítico, es decir, el cambio climático. Todo ello requiere convertir la sostenibilidad en una prioridad clave para el presente de aquella época, nuestro presente y el futuro.
Ya se había visto algunos pasos hacia la normalización por parte de varios países, pero era prioritario contar con un sistema de gestión internacional que aportará una respuesta unitaria a las necesidades de las empresas y sociedad en general de forma global.
Es ahí donde la Norma ISO 50001 se forjó para ofrecer respuestas y facilitar la integración de las prácticas de eficiencia energética en las actividades diarias de las empresas, buscando garantizar la disponibilidad de los recursos para generaciones futuras, adaptarse a los cambios del mercado y unirse a la tendencia de la búsqueda de la sostenibilidad.
De esta forma, los 5 años de historia que cuenta la Norma ISO 50001 ha supuesto un ahorro de un 5% al 30% del costo energético actual a nivel global. Además, ayuda a reducir las emisiones de carbono y colabora activamente en el objetivo de mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo del límite de los 2ºC para intentar combatir y controlar el avance del cambio climático, del cual ya empezamos a sufrir sus efectos.
Aunque todavía es pronto para conocer los principales cambios que conllevará la revisión de este sistema de gestión, está claro que busca mejorar estas cifras, garantizando que siga siendo fácil de utilizar y altamente intuitiva.
También es necesario que avance permitiendo la integración de una forma más efectiva con otros sistemas de gestión como la Norma ISO 9001, Sistema de Gestión de la Calidad, o la Norma ISO 14001, Sistema de Gestión Ambiental.
Los beneficios de la Norma ISO 50001
La Norma ISO 50001, ya desde el primer momento, se ha asentado como una herramienta estratégica que ayuda a las empresas a avanzar en el camino hacia la utilización de la energía sostenible. Uno de los beneficios más destacables que proporciona la adopción de la Norma ISO 50001 en todo tipo de ámbitos, es la reducción de las emisiones de dióxido de carbono o CO2. Los cálculos realizados por la Organización Internacional de Normalización o ISO, estiman que una mayor implantación de esta norma supondría una reducción de emisiones de CO2 equivalentes a la desaparición de 215 millones de vehículos en la carretera antes del año 2030. Pensar en eliminar este número de vehículos en el momento actual es impensable ya que supondría modificar de forma drástica de nuestra forma de vida, la estructura de las ciudades y la disponibilidad de los transportes públicos, un camino que se está tomando pero que avanza a paso seguro. Si este beneficio de manera global ya de por sí es importante, no podemos olvidar el interior de las empresas y el sector económico. Y es que la adopción de la Norma ISO 50001 puede aportar un ahorro de la energía empleada en el día a día de las organizaciones de aproximadamente 600.000 millones de dólares. Sobre este aspecto, el programa realizado y dirigido por el Departamento de Energía de Estados Unidos demostró como la Norma ISO 50001 supone un aumento de ahorro de la energía y una mejora del rendimiento de las instalaciones de un 65% en relación con aquellas que no constaban con este sistema de gestión.
Por lo que, la adopción de la estructura de alto nivel se convertirá en una realidad, de la misma forma que lo hemos visto reflejado en estas dos normas anteriormente mencionadas.
Por último, la Norma ISO 50001 es una poderosa herramienta que no sólo ayuda y ayudará en el futuro a las empresas a mejorar su rendimiento energético en un 10% aproximadamente, sino que aportará a los países una poderosa herramienta para cumplir los compromisos del Acuerdo de París, por poner un simple ejemplo.